lunes, 5 de febrero de 2007

"A los propietarios de Nordelta no les interesa la contaminación"

Nota publicada en el diario Perfil el 4 de febrero de 2007
Por CYNTHIA GARCÍA

El 10 de junio de 2003 el Concejo Deliberante de Tigre declaró “localidad” al emprendimiento urbano Nordelta. Este lugar, ubicado a 28 kilómetros de la capital cuenta con una extensión de 1600 hectáreas divididas en diez barrios con una capacidad para 140.000 habitantes.
Actualmente viven allí 14.000 personas en los siete barrios ya construidos alrededor de lagos con muelles y embarcaderos. Aunque el paisaje es el de un country con sus típicas casas de muchos ambientes y grandes ventanales, Nordelta es una ciudad-pueblo privada, exclusiva y cerrada.
“Esto nace a partir de un predio que era un pantano, con una altura de 1,20 metro. Se cavaron 23 millones de metros cúbicos, se utilizó la tierra para rellenarlo y se formaron lagos de las excavaciones, así lo volvieron habitable”, relata Ettore Caretta, un propietario de Nordelta que vive allí desde hace cuatro años y recuerda que en el ‘98 se vendieron las primeras casas. “Un nuevo Lugar donde todo está previsto, nada queda librado al azar”, prometían los folletos de promoción en esos años.
Ese es el concepto que se percibe al recorrer Nordelta. Todo es muy lindo, muy ordenado, muy sereno, muy distinto del conurbano bonaerense que lo circunda. La vista de los lagos, el verde y las distintas especies de animales que allí habitan dan una idea del cuidado por el medio ambiente.
Pero en Nordelta también hay contaminación: la trae el arroyo Las Tunas, un afluente del río Reconquista. Aunque parezca mentira, en Moreno, donde nace el Reconquista, el río está limpio, con peces y plantas. Tanto el Reconquista como Las Tunas recorren más de una decena de partidos hasta llegar a el Tigre, surcando un conurbano sin cloacas y con industrias que vierten en él sus deshechos.
El partido de Tigre es marcadamente industrial, el tercer municipio con más fábricas radicadas en la provincia, detrás de San Martín y Tres de Febrero. Aunque en 1988 se prohibió en el partido la instalación de industrias altamente contaminantes, siguen funcionando empresas de efluentes difíciles, como el frigorífico Rioplatense y cuatro papeleras.
Ya en Nordelta, el arroyo Las Tunas atraviesa todo el predio; en la entrada del afluente a la ciudad privada se construyó un dique que detiene toda la basura sólida. “Nordelta está gastando 300.000 pesos por año sacando basura del arroyo Las Tunas, la cantidad es impresionante, es peor que el Riachuelo por las cosas que hay flotando. Entonces, para que por lo menos esta suciedad flotante no esté, la estamos sacando y la pagamos los vecinos”, explica Caretta.
El arroyo tiene un nivel muy bajo, cuando sube el Río de la Plata todo sube y el arroyo Las Tunas crece. Entonces limpiarlo es una necesidad para Nordelta porque toda la zona que lo rodea va a ser habitada.
Caretta, que es ingeniero y se define ambientalista, advierte que hay tres tipos de contaminación en Las Tunas: “una orgánica que proviene de los excrementos, materia fecal, grasa, todo flotando. La otra, la inorgánica es todo el plástico que también está en la superficie, después, lo más preocupante son los residuos peligrosos. Ahí puede haber de todo: desde tóxicos hasta metales pesados.
Perfil recorrió el arroyo y toda la zona y además pudo percibir el fuerte y nauseabundo olor que genera esa “cloaca a cielo abierto”.
Los propietarios de Nordelta lo cruzan por un puente con sus laterales entablados para no ver el color negro espeso de las aguas contaminadas. La construcción es angosta, ruidosa, como para pasar rápido y no detenerse hasta llegar a los lagos de paraíso que desmienten esta realidad.
Continúa confesando el propietario ambientalista: “los vecinos de Nordelta se tapan la nariz cuando cruzan el puente y siguen, como se tapan la nariz cuando cruzan El Reconquista. El entablado lateral del puente fue producto de una votación de los vecinos. Yo me negué a que no se viera el arroyo, tal vez hubiera generado más conciencia.
A la gente de Nordelta no le interesa el tema ambiental como no le interesa a los 37 millones de argentinos, les chupa un huevo... Ellos por ahora no ven la contaminación”.


PARA SU INFORMACIÓN: No fue fácil publicar esta nota.
Los datos tenían que estar chequeados exhaustivamente y sobre todo el testimonio debía ser de un propietario de Nordelta.
Se trata de la ciudad pueblo más exclusiva de la Argentina, allí está concentrado el poder y la riqueza todo en un mismo combo.
La idea fue no contaminar la nota con mi mirada personal sobre “ese modelo de sociedad”, aunque claramente me parece un “paraíso trasvestido” donde eliminaron hasta los mosquitos. Tanta perfección no puede ser real.
Sin embargo creo que es necesaria una mirada crítica sobre emprendimientos de esta naturaleza. En el mundo de los poderosos y los excluidos está claro de qué lado está esta gente.

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